Y entonces llegó el kite

Se acabó la era predigital, el siglo XXI trajo consigo una serie de novedades que cambiaría nuestras vidas para siempre. Cámaras digitales, teléfonos móviles, internet... toda esta tecnología vino para quedarse.

Pero hubo algo que cambió el windsurf para siempre, la llegada del kitesurf (o flysurf como se le llamó al principio). Un deporte novedoso y atractivo que produjo una emigración masiva de windsurfistas hacia sus filas, ¿sus atractivos principales?, que podías planear y saltar muy alto con muy poco viento, además de su fácil aprendizaje y poca necesidad de espacio para su transporte, una revolución. Yo mismo me apresuré a comprarme una de esas cometas gigantes metidas en una mochila, que junto con una tabla KF de kite (sorpresa!) formaron mi equipo de aprendizaje.

Al principio todo eran emociones fuertes, nuevas sensaciones... pero hubieron dos hechos fundamentales que hicieron que desistiera de ese deporte y continuara con el windsurf:

1º El hostión 
2º El volcano



He de reconocer que el material de kite en aquella época no presentaba los mismo sistemas de seguridad de ahora, y que fue una imprudencia jugar con la cometa en tierra sin tener todavía buen control del material, pero yo el susto me lo llevé, y aunque seguí navegando en kite durante un tiempo, ya nada volvió a ser igual después de aquel incidente. Que no fue más que salir volando enganchado con el arnés, en la arena, unos cuantos metros de altura y otros muchos de longitud, sin poder hacer nada ni saber qué hacer durante unos segundos. Pánico, hasta que caí desplomado sobre las dunas crujiéndome todos los huesos de la espalda. Si hubiera caído sobre algo duro... no sé. Me levanté pálido del susto y temblando, volví a coger la cometa en un acto de vencer al miedo y meterme al agua, pero se me quedó marcado en el ADN y se acabó.

Otro aspecto fundamental para no evolucionar en el kite y seguir enganchado al windsurf fue el volcano, probablemente esta maniobra tuvo la mayor parte de culpa en mi abandono. Era el truco de moda, junto con su evolución, el spock. Yo estaba picadísimo y siempre dejaba la cometa en cuanto veía que se podía planear con 5,8 para intentar estas maniobras de freestyle. No sé, era algo superior a mí, no podía estar con la cometa sabiendo que podía planear con windsurf y pasármelo bien intentado nuevas cosas. Cuando acabé un spock por primera vez fue casi como el primer planeo.


Y así aguanté la tormenta kite, mientras la mayoría de mis amigos se dejaban el windsurf yo seguía como un bicho raro, fue una mala época para el windsurf: la PBA España estaba en sus últimas, el mercado se resintió, la prensa especializada, las regatas,... Incluso yo pasé por una época en la que navegaba menos, tenía responsabilidades profesionales y poco tiempo para el wind. Aunque este hecho, lejos de apartarme del deporte, me motivó aún más. Sólo podía navegar los fines de semana, y algún día entre semana (gracias jefe por ofrecerme "la tarde de viento") y por eso aprovechaba al 100% cada vez que navegaba.

La tienda Keolas me ofreció velas Ezzy, esas velas hawaianas de olas con fama de duras, y con ellas estuve algunas temporadas. Después de 4 años volví a competir en un campeonato de España de olas en El Ejido en el 2001, ya no quedaba casi ningún rider de la PBA (la mayoría sólo hacían kite), pasé algunas mangas y bueno..., seguía en forma, satisfecho. Fue el fin de la asociación.

El shove it, otra maniobra de moda del freestyle moderno

En La Llana con 4.0




En 2003, la situación mejoró y empezó a moverse el mercado, se retomaron las regatas, aparecieron nuevos materiales para velas y tablas,... se ve que las crisis espabilan las mentes y cual ave fénix el windsurf resurgió de sus cenizas.

A principios de ese año se disputó la Tarifa Cup en la modalidad de olas, la resistencia del windsurf se congregó allí para retomar una competición olvidada. Nombres como Ferrareto, Bonnef, Víctor Díaz, Miguel del Toro, Víctor Fernández, Ramón Pastor, Masdevall,... algunos nuevos y otros exPBA con más ganas que nunca. Para mí fue una satisfacción el resultado de esta prueba, más que el 8º puesto que conseguí tras varios años fuera de la competición, fue comprobar que el windsurf en España seguía vivo y que por primera vez había conseguido aterrizar un back loop en competición, y fue allí en ese momento cuando comprobé que el esfuerzo y tesón al final tienen recompensa (en la vida como en el deporte). 

Comenzaba entonces otra etapa crucial para mí, la competición había vuelto, estaba otra vez enganchado y al igual que me pasó con 15 años, ahora con 30 quería dar otro salto evolutivo en el windsurf.


En abril de 2003 se celebra una prueba de Copa del Mundo de la PWA en Tarifa, aceptan mi inscripción  y por primera vez disputo una prueba de la PWA en la modalidad de freestyle. No lo hice mal, teniendo en cuenta el nivel que había, me dan por ganador en mi primera manga pero tras una protesta me eliminan y no paso a la siguiente fase, muy ajustada la puntuación pero satisfecho por la participación en el evento y la experiencia.

Toro Andaluz PWA 2003

Desquite tras la competición de freestyle en un big day de Bolonia

Comentarios

  1. Muy bueno Óscar, pero me sabe a poco. Sigue escribiendo que dá gusto leerte.
    Salud!

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno Óscar! Y me ha sabido a poco, hubiera seguido leyendo. Continúa escribiendo porque tus recuerdos e impresiones son los de muchos.
    Nos vemos entre las olas!

    ResponderEliminar
  3. que gusto ver que no te pasaste al kite y sigues aún dando caña a todos los que somos de aquí (y a los de fuera) con tu nivelón en windsurf

    un saludo,
    Javier

    ResponderEliminar

Publicar un comentario